Vivimos en una época muy visual. En las redes exponemos nuestra vida mediante imágenes. Somos vistos y miramos a los demás. En el transcurso de nuestra vida miramos a cientos de personas. En ocasiones, son segundos, en otras, se prolonga durante algunos minutos, pero la cuestión es: ¿miramos los ojos de esa persona? ¿empatizamos con aquello que nos está contando? o nos limitamos a una mirada de cortesía. Sostener la mirada del otro, a veces, no es fácil. Por un lado, podemos sentirnos vulnerables, sintiendo que puede vernos tal y como somos, por otro, puede generarnos sensaciones nuevas que nos causan inquietud. Mirar al otro, sentir lo que nos transmite, escuchar activamente lo que nos dice es enriquecedor, y puede servirnos para dirigir esa misma mirada hacia nuestro interior y conectar con lo que sentimos y necesitamos. Podemos empezar a practicar esta mirada de alma con las personas más cercanas y permitirnos experimentar esta comunicación. Te animas a mirar?
Elena I. Fernández Ortiz.
Cierto. Con cuantas personas estamos al cabo del día y con q pocas nos miramos
ResponderEliminar