Vistas de página en total

jueves, 25 de marzo de 2021

 PASOS

La vida son decisiones, elecciones. Todos los días vamos dando pasos, eligiendo entre una u otra opción, y ésto, va marcando nuestro camino que nos conducirá  a un determinado lugar. Las elecciones de hoy condicionan el escenario donde nos encontraremos en un futuro. Si ésto es así, es fundamental plantearnos la siguiente cuestión: ¿esta decisión me acerca o me aleja de mi propósito?. Por tanto, el paso previo sería determinar  cuál es mi propósito, qué vida quiero vivir, qué valores son primordiales para mí. No podemos elegir un camino  si no sabemos cuál es nuestro destino.

Una vida más consciente nos conducirá antes a nuestro lugar. Sin embargo, esta claridad es difícil de conseguir si antes no ha habido un trabajo de introspección que nos permita conocer nuestras luces y nuestras sombras. Se trata de un trabajo inacabable, que siempre nos sorprende, y que una vez iniciado,  es casi imposible volver a cerrarlo. Iluminemos primero nuestro interior, explorando nuestros rincones, para desde ahí , iluminar nuestro camino exterior, aquel que nos guíe, paso a paso, al lugar donde desprendernos de nuestras máscaras, donde nos permitamos ser y en el que brille nuestra luz.



miércoles, 17 de marzo de 2021

Ser o hacer

 La sociedad valora y potencia el hacer. Nos bombardean con miles de actividades, nos animan a ser los mejores profesionales, a conseguir objetivos materiales y a que realicemos múltiples tareas a lo largo de nuestro día. Esta idea se va promoviendo desde que somos pequeños, y tenemos el ejemplo en muchos de nuestros niños, que comienzan su jornada levantándose muy temprano, se visten, desayunan y van directos al aula matinal, después cinco horas de clases, descanso para comer y continúan con sus actividades extraescolares que pueden prolongarse varias horas y llegan a casa, cansados y agotados para terminar deberes, cenar, ducharse y a la cama, y esta rutina, durante cinco días a la semana. Por otro lado, los padres, a su vez, sufren largas jornadas de trabajos más las actividades diarias. Ante toda esta situación, ¿cómo podemos encontrar tiempo para ser, para conectar con nuestras emociones, con nuestros miedos, con nuestros sueños? Todo esto hace que me plantee una cuestión: ¿De qué sirve tener una gran cantidad de conocimiento, un puesto directivo, muchas posesiones materiales y realizar múltiples actividades si no tenemos tiempo para hacer un trabajo de autoconocimiento que nos permita conocer nuestra esencia? Mientras permanezcamos en el hacer y en la actividad frenética , no habrá espacio para ser. Seremos solo autómatas que sobreviven. Así que tu eliges: ¿ser o hacer?

Elena Isabel Fernández Ortiz



martes, 9 de marzo de 2021

DUDAS

 Algunas veces , nos sentimos perdidos, dudamos hacia donde vamos, desconocemos si las decisiones que estamos tomando son acertadas o no, y toda esta incertidumbre hace que crezca nuestro malestar. ¿Qué podemos hacer en estas circunstancias? Siento que en esos momentos, solo existe un camino, pararse y conectar con nosotros mismos. Dejar de hacer, solo sentir, escuchar nuestra voz y escuchar nuestro cuerpo. Parece algo sencillo, pero, ¿cuántas veces nos negamos a hacerlo?. Nos justificamos, nos negamos y buscamos excusas, ¿por qué? porque quizás, si nos detenemos a mirarnos, nuestra voz y nuestro cuerpo nos pida que tomemos un camino más difícil, menos cómodo, pero, sin lugar a dudas, más gratificante. Tenemos una brújula interior que rara vez se equivoca, lo único que tenemos que hacer es tenerla más presente, mirar menos hacia afuera, y mucho más, hacia adentro.



jueves, 4 de marzo de 2021

PRESENCIA

 

En la sociedad que vivimos es complicado mantener la presencia en cada acto que realizamos. La presencia implica conectarse con uno mismo, estar, respirar de modo consciente. Sin embargo, solemos vivir en modo automático, mientras realizamos una tarea, nuestra mente está en el pasado o en el futuro. Actuando de este modo, estamos sobreviviendo que no es lo mismo que vivir. No ponemos presencia en lo que hacemos, perdiéndonos así toda la experiencia. ¿Qué pasaría si cuando comiésemos nos fijáramos en los sabores y texturas? Y así, con actos como una ducha caliente, escuchar música o dar un paseo al aire libre…. Nuestra vida sería muy distinta, mucho más rica y con más presencia. Si todo ésto lo extrapolamos a cuando nos relacionamos con el otro, la relaciones se volverían más auténticas. ¿Cuántas veces escuchamos al otro con todos nuestros sentidos , estando plenamente abiertos a lo que nos dice, a sus gestos, a su tono de voz? Si reflexionamos sobre todo esto, nos damos cuenta de cuánto podemos ganar. Es cierto que es casi imposible no ponernos en modo automático a lo largo del día, pero si podemos incorporar a nuestra vida momentos con presencia, quizás cuando saboreemos todos los matices de cada situación, podamos extenderlo, de manera paulatina, a nuestro día a día. ¿Te atreves a poner presencia en tu vida?