Hay ocasiones en nuestra vida en las que nos hallamos en mitad de una tormenta emocional. Nuestro mundo se remueve, todo se ve alterado, no sólo en lo externo, si no también en lo interno. A veces, nos asalta la incertidumbre, en otras, el miedo toma el mando y, en estas circunstancias, incluso intentamos mantener nosotros el control. Evidentemente, no lo logramos y nos sentimos frustrados y perdidos. Es complicado mantener la calma en este entorno. Que podemos hacer? Yo solo encuentro un camino, parar, respirar y rendirse ante la evidencia. Dejar de luchar contra la corriente nos ahorrará fuerzas, seguir nadando en contra, nos terminará agotando. Preguntarse para que estamos viviendo eso, descubrir que podemos aprender de ello, que enseñanza nos proporciona esa realidad nos aportará información sobre nosotros mismos. Las tormentas pasan, no son eternas, y el sol terminará saliendo. Aprovechemos cada tormenta para aumentar nuestra luz.
