En nuestra sociedad vivimos como si la muerte no existiera, como si no fuera parte de la vida, y precisamente, por vivir de espaldas a la muerte, nos perdemos vivir. La muerte es una realidad, y, es una realidad, que tenemos que tener muy presente, porque nos ayuda a poner las cosas en su lugar y darle el valor que tienen. Tomaríamos las mismas decisiones si fuésemos consciente del tiempo que permaneceremos muertos y de lo breve que es nuestra vida? Seguramente, no. Nuestra vida es finita, y, somos nosotros, los responsables de hacer con ella aquello que decidamos. Podemos dejarnos llevar, hacer responsables a las circunstancias o a otros de lo que sentimos, o , por el contrario, podemos hacernos cargo de nuestra vida, elegir nuestros pensamientos, adoptar una u otra actitud ante lo que nos ocurra, optar por aquello que nos haga feliz, o, al menos, que os cause menos dolor. La primera opción te deja a merced de los hechos externos, la segunda te hace libre, pero para alcanzar esa libertad, tendrás que aprender a pensar de forma diferente. Es tu vida, así que, sólo tú puedes decidir. Cuál es tu opción?
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